domingo, 7 de junio de 2009

Ética - WAYUKANA


Principios y palabras, al transcurrir del tiempo, han demostrado ser los pilares fundamentales, codificados por la cultura wayuu con fines de orientación, formación, regulación y socialización; así mismo, como expresión de la continuidad histórico-cultural donde se radican las fuentes del conocimiento wayuu -por ser una cultura de historia y tradición oral- que de hecho comprenden las concepciones cosmogónicas y filosóficas, legadas a través de la convivencia milenaria.
En este mismo orden de ideas, queremos explicar algunos aspectos de los principios éticos que orientan las normativas mediante las cuales se ejerce el control social, desde el contexto sociocultural del pueblo wayuu.
La igualdad, como principio, orienta las pautas de la convivencia wayuu, donde el parentesco establece su fuerza cohesionadora, apareciendo en primer orden el parentesco por línea materna, como base primaria de la organización social. Para los wayuu, a partir de este proceso colectivo se estructura el principio de solidaridad y justicia; y es a partir de la palabra que se regulan los mecanismos mediante los cuales se actúa, relaciona, conoce e intercambia y que conducen al respeto individual y colectivo donde permanece al mismo tiempo las relaciones objetivas e intersubjetivas de reconocimiento de reciprocidad entre los miembros de un clan o comunidad.
Las bases de esta cultura se insertan dentro de la mitología, en la identidad regida por principios morales, cosmogónicos, éticos, religiosos, lingüísticos, sociales y biológicos; así como las formas de organización social, política y económica.
Si nos referimos al componente mitológico, podemos observar que existe un parentesco entre las plantas y los wayuu, dado que son hijos de Mma-tierra, y de Juya-lluvia. La palabra "juya" es polisémica. Es análogamente una unidad de tiempo mediante la cual se rigen las estaciones lluviosas y un ser hipermasculino poseedor del agua, que al unirse con la tierra generan la vida; al igual que Kashi-luna, Kaí-sol, Weinshi-tiempo, Joutai-viento, Palaa-mar, y
todos los que conforman los fenómenos naturales fueron en un tiempo personas que constituyeron la primera generación y que pasó por un proceso de transformación o transmutación tal como se conocen en nuestros días.
Sus surgimientos desde su primigenio origen fue de carácter colectivo, se bastaron por sí mismos como seres portentosos, fijaron las formas de su organización para la convivencia, se respetaron mutuamente, se dividieron las funciones específicas para cumplir, no crearon antagonismo alguno sino complementariedad en sus acciones.

La Igualdad
El significado de la igualdad para los wayuu es así... nosotros no somos unos extraños entre nosotros mismos, constituimos una familia organizada por el e’irukuu y todos somos wayuu, porque somos hijos de la tierra. Además reconocemos plenamente la multiplicidad de mundos y espacios habitados diferentes a nosotros.
La igualdad como principio y concebido de esta manera, orienta las pautas de la convivencia wayuu, donde el parentesco establece su fuerza cohesionadora, apareciendo en primer orden el parentesco por línea materna, como base primaria de la organización social wayuu definida por los e’irukuu, donde los parientes uterinos extienden su relación con otros e’irukuu a través de las alianzas interclánicas, frutos de los vínculos matrimoniales de carácter exogámico, generando deberes y derechos entre las partes que demuestran la amplitud del proceso colectivo mediante el cual se dinamiza el modo de vida wayuu como pueblo.
Podría afirmarse que -a pesar de los grandes cambios culturales experimentados por la sociedad wayuu, a partir del contacto con la sociedad occidental, con sus consecuencias expresadas en la propiedad privada, la división de clases, sistemas educativos, conformación del Estado como ente jurídico-político- el pueblo wayuu sostiene estos principios que fortalecen sus normativas y procedimientos aplicados, para resolver los conflictos o delitos donde se vean incursos miembros de los e’irukuu o clanes.

La solidaridad y la justicia
Para los wayuu, a partir de este proceso colectivo se estructura el principio de solidaridad y justicia, bajo el cual se organizan las comunidades, se establecen las normas del derecho consuetudinario, se fijan los patrones de asentamientos, se transmiten los conocimientos a través de los mecanismos de la educación tradicional, se cumple con los rituales y demás ceremoniales propios de la religiosidad, se especifican las funciones para el trabajo, se crean tecnologías intensivas que permiten fortalecer la convivencia, la conservación y la coexistencia en armonía con la naturaleza, se cumple el proceso de socialización de la familia como base de las relaciones sociales, desde el propio clan con su respectiva proyección interclánica, se realiza la dinámica de la comunicación fundamentada en la oralidad y se crean las instituciones sociales, políticas, económicas, jurídicas y religiosas.
El principio de justicia desde la perspectiva wayuu comprende el estricto valor y reconocimiento de todas las cosas; esto implica el respeto individual y colectivo de las personas en el sentido más amplio de la palabra, que incluye la integridad física, el espíritu, el honor, el espacio vital, el cuerpo y la vestidura, los familiares fallecidos, las pertenencias personales, entre otros.

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